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En el 2015, en México se aprobó una ley que prohibía los circos con animales y los circos en masa se apresuraron a "liberar" a sus animalitos. Aunque en principio esto parecía ser una gran noticia (después de todo el circo es otra forma de encierro animal en donde muchas veces los animales son torturados y aislados), todos nos preguntábamos ¿Qué pasaría con esos animales?
Tristemente no hay buenas noticias. Un año después de su "liberación" la mayor parte de los animales habían muerto. Unos simplemente fueron abandonados a su suerte en los campos; otros fueron vendidos a traficantes, taxidermistas y otros oscuros personajes de la mafia animal. Sólo una minoría terminó en un zoológico, eso con mucha suerte.
En 2016 había más de 300 mil animales, de los cuales hoy no quedan más de 300. Aunque este escenario ya se veía venir desde el inicio, los partidarios de la propuesta aseguraban que existían miles de centros de acogida para los animalitos circenses.
Dado que la ley sólo se enfocaba en la prohibición del espectáculo de circo sin animales, nadie dedicó tiempo para verificar las condiciones en que se estaban liberando ni se investigó a los personajes a quienes fueron entregados en una forma irresponsable y en muchos casos clandestina.
La Ley nunca contempló la creación de santuarios o alianzas con verdaderos protectores de la vida animal, sólo se encargó de desaparecer a los animales de los circos, y les dio igual si salían vivos o muertos.
Fue un desastre total para los animales, se puede decir que esta terrible ley generó un genocidio animal sin precedentes en las leyes mexicanas.
